Cuenta la leyenda que se debe introducir un pequeño papel en su interior con un deseo escrito, de manera sencilla y clara, por una de sus caras, y en el reverso un secreto.
En el momento en el que se introduce el secreto dentro del cofre, el colgante adquiere alma propia, por lo que queda intimamente ligado a la persona que lo ha guardado.
El deseo debe ser único y de corazón; y al permanecer siempre junto a quien lo ha escrito, se acentúa la capacidad, espiritual y mágica, de que se puede cumplir.
Una vez que se cumple el deseo, se debe destruir el papel prendiéndole fuego, impidiendo así que nadie pueda leerlo.
El cofre podrá reutilizarse con un nuevo deseo o ser regalado a otra persona, la cual podrá utilizarlo únicamente con un fin estético, pero no como cofre de los deseos, ya que en ese aspecto sólo le será útil a quién guardó el deseo por primera vez.